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Zahia Aziz Stephan vive en Madrid desde 1978 y es miembro de la Fraternidad Agustiniana de la Parroquia San Manuel y San Benito de Madrid: ``En Irak, tanto cristianos como musulmanes están encantados con la visita del Papa``

De padre siríaco y madre caldea, esta mujer iraquí, habla del apoyo espiritual que la visita del Papa supone para la comunidad cristiana, que en las últimas décadas ha sufrido una dura persecución y discriminación.

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El Papa ha llegado hoy a Irak, donde realiza hasta el próximo lunes 8 de marzo, su primer viaje apostólico desde que empezara la pandemia.

Unos días en los que se reunirá con el Primer Ministro y el Presidente del país, con sacerdotes y religiosos católicos y con la máxima autoridad de la comunidad chií, el clérigo Ali-al-Sistani.

Zahia Aziz cuenta que tanto cristianos como musulmanes están muy contentos de recibir al Papa Francisco, cuya presencia en Irak supone un apoyo espiritual enorme para una comunidad muy castigada.

Zahia Aziz nació en Bagdad, donde creció con sus nueve hermanos. Llegó a Madrid en 1978, después de estudiar Física en Bagdad, para hacer el doctorado y pasar una temporada con su hermana, que estaba a punto de dar a luz a su primera hija.

Cuarenta y tres años después, Zahia ha encontrado en la Parroquia de San Manuel y San Benito de Madrid, que atienden los agustinos, una comunidad donde vivir la fe. Allí participa con los cantos en la Eucaristía dominical y con la elaboración de la publicación de la parroquia. Además es miembro de la Fraternidad Agustiniana.

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Al pensar en su familia y amigos de Bagdad se emociona, y habla del deterioro económico, social y cultural de los últimos años: «Al inicio de la guerra, médicos especialistas reconocidos y profesores de universidad fueron asesinados sin motivo y destruyeron la biblioteca de Bagdad».

Las ejecuciones, decapitaciones y violaciones de los derechos humanos fueron frecuentes durante los años del califato islámico, entre los años 2014 y 2019. Una dinámica de destrucción sin sentido de la que se lamenta esta mujer iraquí.

«El Gobierno se ha volcado con el viaje porque saben que es una ocasión para lavar la imagen de la nación -subraya Zahia-. En ciudades como Ur, la ciudad de Abraham, donde no había tendido eléctrico, lo han llevado con motivo del viaje».

Además de los encuentros con autoridades civiles y religiosas, los viajes del Papa están cuajados de gestos, momentos y discursos llenos de significado. En este caso, se espera con expectación la celebración que presidirá en la Catedral caldea de San José de Bagdad, o el encuentro con religiosos en la Iglesia de la Salvación de Bagdad donde perdieron la vida 58 personas en un atentado en 2010.

Explica que es duro vivir lejos de los seres queridos, pero que esto le ha permitido ayudar a familiares y amigos que siguen en Irak. Ella está en permanente contacto con su familia y sabe de primera mano que todos, musulmanes y cristianos están expectantes ante los gestos y las palabras de Francisco, que ha llegado con el triple objetivo de encontrarse con las minorías, establecer lazos con el islam y abordar la crisis política con las autoridades.


Es la primera vez que un pontífice católico visita esta nación en la que los cristianos son mayoritariamente caldeos y asirios. Desde el año 2003 -antes de que la guerra y el estado islámico asolaran un país que era referente cultural y en el que Zahía iba a la universidad con compañeros de distintas religiones con absoluta libertad-, los cristianos han pasado de millón y medio a quinientos mil. En zonas como Nínive, el éxodo fue masivo y actualmente asociaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada apoyan el regreso de las familias y la reconstrucción de las casas.

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