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Evangelio del XX Domingo del Tiempo Ordinario, según San Agustín: Es más fuerte la espada espiritual que separa, que la naturaleza carnal que une (Lc 12, 49-53)

En este evangelio se presenta una fuerte contradicción: servir a Dios o servir al mundo; Jesús trae una fuerte contradicción no podemos seguirle a él y no romper con todo lo que suponga pecado, seguir viviendo en nuestra infidelidad.

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Por eso debemos dejarnos cambiar para que sigamos a la Iglesia y dejemos las prácticas antiguas, aunque algunas veces seamos signo de contradicción.

Cíñete tu espada en torno al muslo, oh poderosísimo. Tu espada. ¿Qué es, sino tu palabra? Con esa espada abatió a sus enemigos, con esa espada separó al hijo del padre, a la hija de la madre, a la nuera de la suegra. Leemos en el Evangelio: No he venido a traer la paz, sino la espada.

Este evangelio se presenta una fuerte contradicción. No podemos seguir a Jesús y no romper con lo que suponga pecado.

Y también: Estarán en una misma casa cinco divididos entre sí: dos contra tres, y tres contra dos, es decir: el hijo contra el padre, la hija contra la madre, la nuera contra suegra. ¿Qué espada causó esta división, sino la que Cristo trajo? Así es, hermanos, incluso esto lo vemos realizado cada día. Le apetece, por ejemplo, a un joven servir a Dios, pero no está de acuerdo su padre; ya están divididos entre sí; el uno le promete una herencia terrena, y el otro lo que quiere es la celestial; este le promete una cosa, pero el otro elige otra. Que no piense el padre que se le hace una injuria; es únicamente Dios lo preferido a él; y sin embargo litiga con su hijo que quiere servir a Dios. Pero es más fuerte la espada espiritual que separa, que la naturaleza carnal que une.

Esto ocurre también entre hija y madre, y mucho más entre nuera y suegra. Hay veces que en una misma casa conviven suegra y nuera, siendo una hereje y la otra católica. Y allí donde esta espada ha entrado fuertemente, no temo al rebautismo. ¿Podrá estar dividida la hija contra la madre, y no lo podrá la nuera contra su suegra?

La presencia del mal

Esto sucede también a la humanidad en general: el hijo está dividido contra su padre. Fuimos en algún tiempo hijos del diablo. Lo mismo se dice todavía de los infieles: Vosotros tenéis por padre el diablo. Y toda nuestra infidelidad, ¿de qué padre proviene, sino del diablo? No es que él nos haya creado, sino que nosotros le imitamos. Ya veis cómo ahora hay división entre un hijo y su padre. Vino aquella espada, renuncia al diablo; ha encontrado otro padre, otra madre. Aquel, ofreciéndose a ser imitado, generaba la destrucción; en cambio, el padre y la madre que hemos encontrado, engendran para la vida eterna. El hijo está en contra del padre. La hija está en contra de su madre: la gente del pueblo judío que creyó, quedó distanciada de la sinagoga. La nuera quedó dividida contra su suegra: el pueblo venido de los gentiles lo llamamos nuera, ya que Cristo es el esposo, hijo de la sinagoga.

¿Quiénes son mis hermanos?

¿De dónde nació el Hijo de Dios según la carne? De aquella sinagoga. Y aquel que abandonó padre y madre y se unió a su esposa, para formar los dos una sola carne, no es una invención mía, sino que lo atestigua el Apóstol diciendo: gran misterio es este, pero yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. Porque él abandonó en cierto modo al Padre, no completamente, como separándose de él, sino para tomar la carne humana. ¿Cómo lo abandonó? Porque teniendo la forma de Dios, no consideró una rapiña ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo. ¿Y cómo hizo para dejar la madre? Dejando al pueblo judío, a aquella sinagoga, aferrada a los ritos antiguos. A esta semejanza podemos referir aquellas palabras: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?

Él, efectivamente, enseñaba hacia dentro, y ellos permanecían fuera. Fijaos si ahora los judíos no siguen lo mismo: Cristo enseña en la Iglesia, y ellos permanecen fuera. ¿Y la suegra quién es? La madre del esposo. Sí, la madre del Esposo, nuestro Señor Jesucristo, es la sinagoga. Por lo tanto, su nuera la Iglesia, que viene de los gentiles, no admitió la circuncisión carnal, está en disenso con su suegra. Cíñete la espada. Del poder de esta espada venimos hablando, al hacer estos comentarios.

Comentario salmo 44, 11-1

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