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El Convento San Alonso de Orozco de religiosas agustinas, en la ``Ruta de la Santidad`` de Madrid

La Archidiócesis de Madrid ha inaugurado la Ruta de la Santidad, un itinerario por lugares significativos en la vida de santos como, San Pedro Poveda, Santa María de la Cabeza, San Isidro Labrador o el religioso agustino San Alonso de Orozco.

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La peregrinación, inaugurada por el cardenal Carlos Osoro, propone la visita a los sepulcros de los ocho santos enterrados en Madrid, así como el recuerdo de los mártires del siglo XX.  Es un recorrido espiritual abierto a grupos, parroquias, movimientos, pero de manera especial, a los jóvenes.

Los peregrinos que se sumen a esta iniciativa, pasarán por el Convento de las Agustinas de Vida Contemplativa de Madrid, donde reposan los restos mortales de San Alonso de Orozco.

Madrid promueve la Ruta de la Santidad, un itinerario por lugares significativos en la vida de santos como San Alonso de Orozco.
Comunidad de Agustinas Contemplativas

El Monasterio ha pasado por períodos diversos y muchos avatares a lo largo de su historia, desde su fundación por el agustino S. Alonso de Orozco, en 1571.Tras la invasión napoleónica, la comunidad fue despojada de todos sus bienes y, después, obligada a abandonar el convento. En ese periodo, las monjas pudieron experimentar la hospitalidad fraterna de otras comunidades que las acogieron con cariño.

En 1877, el obispo agustino Tomás Cámara, ayudó a la comunidad a poner en marcha la construcción de un nuevo monasterio, en el que pudiesen vivir las hermanas. Fueron apareciendo las personas adecuadas y las donaciones necesarias para que, el 22 de enero de 1897, se inaugurara el nuevo convento en la calle Goya con un pequeño colegio anexo.

La dimensión educativa, que nace de la vocación contemplativa, les ha caracterizado siempre y perdura hasta la actualidad. Durante la guerra civil tuvieron que abandonar, una vez más, el monasterio, que quedó prácticamente destruido. La comunidad se trasladó, posteriormente, a la calle de La Granja, actual lugar de residencia, donde también desarrolla la tarea educativa en una Escuela Infantil: «procuramos educar en la fe a los niños y ayudar a las familias con aquello que de Dios recibimos».

En 1901 la comunidad envió a algunas hermanas al Convento de Talavera de la Reina, fundado también por San Alonso de Orozco y que, en esos momentos, atravesaba dificultades. Esto ha unido a las dos comunidades con lazos que se han reforzado con la ayuda de las hermanas que, la comunidad de Talavera, ha enviado ahora a la de Madrid. En todos estos años, las hermanas han podido experimentar siempre la Providencia de Dios y Su ternura para con ellas en lo concreto de su existencia cotidiana.

El día a día

«Nuestra vida es sencilla, se estructura al ritmo de la oración, que marca la actividad diaria, dotándola de pleno sentido. Está hecha de contemplación y silencio, de trabajo y vida fraterna, en la que se comparte todo y hay siempre tiempo para celebrar, reír y disfrutar juntas», nos indica la Madre Priora del Convento, Sor Mª Inés.

Por su vocación contemplativa, llevan a la oración todos los avatares del mundo y las numerosas intenciones que las personas les confían. «Para ello, -afirma- procuramos diariamente momentos de encuentro profundo con Dios, a la vez que cuidamos especialmente los tiempos comunitarios, como agustinas que somos, cultivando juntas la búsqueda de Dios y Su presencia entre nosotras».

La hermana Inés explica que el carisma agustiniano pone como meta tener un solo corazón y una sola alma, «algo que sólo es posible por el empeño continuo de amarnos como Dios nos ama. Así, la Comunidad se hace Templo de Dios y foco de irradiación de este Amor en su entorno».

La Ruta de la Santidad

Los restos de San Alonso de Orozco reposan en la iglesia a partir del año 1978, cuando se llevaron desde el Real Colegio Seminario de los PP. Agustinos de Valladolid: «Es un privilegio para nosotras que los restos mortales de nuestro fundador estén aquí. Es un continuo recuerdo de su poder intercesor, de su ejemplo que, como estela de luz, nos marca un estilo de vida anclado en el corazón de Dios y profundamente comprometido con cada persona que pasa a nuestro lado, física o espiritualmente. Nos acompaña su presencia que nos urge a la santidad y nos llama a tenerle como padre e intercesor en el cielo».

La hermana Inés subraya que: «Los santos son nuestros amigos entrañables del cielo; con cada uno hay una relación personal, a veces por descubrir. Ellos nos señalan el camino correcto. Nuestras circunstancias históricas son diferentes a las suyas, pero los anhelos del corazón humano siempre son los mismos; estamos hechos para cosas grandes y ellos nos ayudan a descubrir qué es lo que Dios quiere para cada uno y cuál es el propio camino de santidad. Peregrinar, hacer ruta, es un símbolo de la vida y de ahí la sabiduría de nuestra tradición cristiana que nos invita a hacerlo de diferentes formas».

El hecho de que su Monasterio sea un lugar de parada en la peregrinación de la “Ruta de la Santidad de Madrid”, es para las religiosas de la comunidad un estímulo para vivir más a fondo el carisma agustiniano y darlo a conocer a todas aquellos personas que se acerquen al Convento de San Alonso de Orozco.

 

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