Plantar

Más aún, como dice el mismo Señor Jesucristo, plantó una viña y la arrendó a unos labradores que habían de darle el fruto a su debido tiempo. También les envió a sus siervos para que exigiesen el beneficio producido por la viña. Aquellos, sin embargo, los llenaron de afrentas; a otros hasta les dieron muerte y rehusaron entregarles el fruto. Envió aún a otros, que padecieron un trato similar. Y se dijo el padre de familia, el cultivador de su campo, que plantó y arrendó su viña: Enviaré a mi hijo único; quizá a él le respeten.

Heredar

Y envió -dice- también a su hijo. Los arrendatarios comentaron entre sí: Este es el heredero; venid, démosle muerte y será nuestra la herencia. Y le dieron muerte y lo arrojaron fuera de la viña. Cuando llegue el señor de la viña, ¿qué hará con esos malos colonos? Se le respondió: Hará perecer de mala manera a esos malvados y arrendará su viña a otros agricultores que le devuelvan el fruto a su tiempo. Se plantó la viña al depositar la ley en los corazones de los judíos. Fueron enviados los profetas a buscar el fruto, o sea, su rectitud de vida. Estos profetas recibieron afrentas y hasta la muerte. Fue enviado también Cristo, el hijo único del padre de familia, y dieron muerte al heredero y, por ello, perdieron la herencia. Su malvada decisión les produjo el efecto contrario. Para poseerla, le dieron muerte y, por haberle dado muerte, la perdieron.

Conversión

Está, por tanto, claro, hermanos míos; está del todo claro; retenedlo, estad seguros de que, cuando uno se convierte a la fe en nuestro Señor Jesucristo, abandonando el propio camino por inútil o por estar lleno de maldad, él le perdona todos los pecados pasados y, como teniendo condonadas todas sus deudas, estipula con él un contrato completamente nuevo. Se le perdona absolutamente todo. Nadie sienta preocupación de que le quede algo sin perdonar. Pero, al mismo tiempo, nadie tenga una descaminada seguridad. Pues estas dos cosas dan muerte al alma: o la desesperación, o una aberrante esperanza. Oíd unas pocas palabras acerca de estos dos males. Pues del mismo modo que la esperanza buena y recta libera, así la esperanza desnortada engaña. Considerad primero cómo engaña la desesperación.

Sermón 87, 2.8

-El primer ciclo de conferencias lleva como título “Joseph Ratzinger. El papa teólogo”. Tiene como objetivo acercar la obra y a la teología del Papa Benedicto XVI desde sus propios textos, buscando una visión de conjunto básica de su pensamiento. El profesor encargado de este ciclo es el sacerdote agustino P. José María Herranz Maté, Licenciado en Teología Dogmática y también Licenciado en Ciencias Económicas. Las conferencias se ofrecerán un martes al mes, de 19:00 a 20:00 horas, desde el pasado 26 de septiembre hasta el 25 de junio.

-El segundo ciclo de conferencias se titula “Recopilar todas las cosas en Cristo”. El profesor encargado de este ciclo es el sacerdote Santiago Martín Cañizares, Secretario de la Delegación de Liturgia de la Diócesis de Zamora. Durante 10 sesiones hablará al auditorio de las conexiones entre la liturgia y la espiritualidad. Las conferencias serán un miércoles al mes, de 19:00 a 20:00 horas, desde el pasado 13 de septiembre, hasta el próximo 12 de junio.

-El tercer ciclo de conferencias se titula «El cuarto evangelio» y lo impartirá el religioso agustino P. Antonio Salas, del 5 de octubre hasta el próximo 25 de enero. Las conferencias serán los jueves de 18:00 a 20:00 horas.

-El cuarto ciclo de conferencias, «Los derechos humanos: sus raíces evangélicas», trata un tema de raíces bíblicas aunque con referencias al mundo contemporáneo. Durante trece sesiones el profesor Constantino Quelle explorará las raíces evangélicas de los que debieran ser derechos respetados por todas las instituciones y organismos del mundo. Las conferencias serán los jueves , del 1 de febrero y el 27 de junio del 2024, de 18:00 a 20:00 horas.

Estudio Teológico Agustiniano

Con ocasión del vigésimo quinto aniversario de la publicación de la encíclica «Fides et ratio», el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid ha organizado una jornada de teología el próximo 18 de noviembre, que comenzará a las 10:00 horas con la intervención del Director del Estudio Teológico, Fr. David Álvarez, OSA, del Asistente General de la Orden de San Agustín, P. Javier Pérez Barba, y del P. Gonzalo Tejerina Arias, OSA. La conferencia inaugural la impartirá Mons. Francisco Conesa, Obispo de Solsona. Y, en la clausura, a las 19:30 horas, intervendrá el Prior Provincial de la Provincia de San Juan de Sahagún, P. Domingo Amigo, OSA, y Mons. Luis Javier Argüello, Arzobispo de Valladolid.

Además, durante el curso se desarrollarán, entre otros, las siguientes propuestas formativas:

–A partir de mañana, 6 de octubre, y hasta el próximo 15 de diciembre, el religioso agustino Fr. David Álvarez Cineira, imparte un Seminario con el título «Métodos y enfoques para el estudio exegético del Evangelio de Marcos», que se imparte los viernes, de 11:15 a 13:00 horas.

-Desde el mes de septiembre, y hasta finales de mayo, se imparte el Curso on-line para diáconos permanentes y agentes de pastoral, sobre Biblia, Liturgia, Sacramentos y cuestiones relacionadas con la pastoral.

La formación está certificada por la Universidad Isabel I, de Burgos, y en esta cuarta edición ha contado con la participación de veintinueve personas seleccionadas entre el profesorado de los diecisiete colegios que los agustinos tienen en España. Algunos de ellos desempeñan cargos directivos o tienen puestos de responsabilidad en sus centros.

«Los participantes, sin excepción, consideran que ha merecido la pena el esfuerzo realizado por La Provincia, los centros y su personal -señala Juan Antón-, porque se abre todo un futuro cercano de expectativas, proyectos comunes y progresos compartidos».

Los orígenes

La historia del Curso de Experto en Dirección y Gestión de Centros Educativos se remonta al año 2010 y a la inquietud por profesionalizar la función directiva y ampliar la formación en el ámbito de la gestión de los centros. Comenzó, en la primera edición, siendo un curso que realizaron exclusivamente religiosos, que eran quienes desempeñaban en ese momento estos puestos en los colegios.

En la cuarta edición, la realidad es bien distinta, ya que los participantes en el mismo han sido, en tu totalidad, laicos.

Desde el año 2016, el curso se ha impartido, aproximadamente, cada dos años, con la excepción que supuso el tiempo de la pandemia. En los próximos años la programación del curso estará condicionada por el ritmo al que se vaya incorporando personal nuevo a los equipos directivos de los colegios.

Equipo de Titularidad

Partiendo del objetivo inicial de que los directivos se sintieran parte activa de la Misión de su Centro y, se formasen en los valores de la Institución Titular y en los principios de su funcionamiento organizativo, desde el Equipo de Titularidad se valora muy positivamente el curso. Y esto, tanto en el aspecto formativo, por las competencias, capacidades y habilidades directivas adquiridas, como por la experiencia vital que proporciona una convivencia cercana e intensa.

«Es muy gratificante para todos nosotros -afirma el Presidente del Equipo de Titularidad, P. Valeriano Aldonza, OSA- que los alumnos hayan destacado la oportunidad de poder conocer a otros compañeros con los que compartir retos, dificultades y estilo educativo, así como la calidad de los ponentes y el buen ambiente en el que han transcurrido las jornadas».

El P. Valeriano reconoce también, «el increíble trabajo llevado a cabo por todos los asistentes durante estas cinco semanas y agradecemos el esfuerzo, no menos grande, de titulares y equipos directivos de los colegios que lo han hecho posible facilitando la presencia de sus compañeros».

La Rota Española

Anterior al Tribunal de la Nunciatura Apostólica existió el Tribunal del Nuncio, del que hay constancia de su existencia en el año 1529. Este Tribunal permanece hasta el año 1771, en que se crea el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica en España. Siglo y medio después, en 1932, dicho Tribunal lo suprime la Santa Sede, siendo restaurado, unos años después, por el Papa Pío XII en 1947.

Es el Papa Juan Pablo II quien, finalmente, establece en el año 1999 las normas orgánicas y procesales mediante las cuales se reorganiza el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica de España. Para ello, tiene en cuenta la nueva regulación que se da en las relaciones Iglesia-Estado en España y las normas del, también nuevo, Código de Derecho canónico.

Así, la Rota de la Nunciatura, constituida en Madrid bajo la autoridad del Nuncio Apostólico, «es un tribunal colegiado, ordinario, principalmente para recibir las apelaciones contra las sentencias eclesiásticas pronunciadas en el territorio de España». Lo integran siete jueces, aunque en la actualidad son cinco, un promotor de justicia, un defensor del vínculo matrimonial y de la sagrada ordenación, dos cancilleres notarios, una secretaria general y un cursor.

Toma de posesión

En la capilla de la Nunciatura se llevó a cabo la ceremonia de toma de posesión del P. Carlos Alonso del cargo de Juez de la Rota. Fue un acto breve y con mucho significado agustiniano y eclesial, según las manifestaciones de todos los que tomaron la palabra en el acto.

El Nuncio Apostólico, Mons. Bernardito Auza, dio las gracias, en nombre del Santo Padre, a la Orden de San Agustín por la disponibilidad que ha tenido al aceptar el nombramiento de uno de sus religiosos para este cargo. Asimismo, y ya que él es de nacionalidad filipina, recordó que la Orden de San Agustín fue de las primeras órdenes que evangelizó las Islas Filipinas. Seguidamente se leyó el documento de nombramiento, firmado por el propio Nuncio Apostólico.

Por su parte, el Decano del Tribunal, Mons. Carlos Manuel Morán Bustos, alabó la gran trayectoria académica del P. Carlos Alonso. Compartió con los presentes que había sido su profesor y que participó en el tribunal de la defensa de su tesis doctoral, que considera una investigación excepcional. También recordó la gran tradición agustiniana de hombres sabios y doctos que, a lo largo de la historia, han estado al servicio de la Iglesia.  Y, finalmente, dirigiéndose al nuevo miembro de la Rota, le indicó que su nombramiento es “poco de cargo y mucho de carga”.

El P. Carlos Alonso, que en el transcurso de la ceremonia había hecho la profesión de fe, dirigió al final de la misma unas palabras a todos los presentes. Agradeció la confianza que el Nuncio Apostólico ponía en su persona, recordó cómo se había iniciado en el mundo del derecho y pidió que rezaran por él ante esta nueva e importante tarea que la Iglesia le encomendaba.

Texto de las palabras del P. Carlos Alonso, OSA.

El cardenal agustino hizo hincapié en la humildad y el servicio, que van unidos a este ministerio. Humildad para, si es necesario, «servir hasta la sangre», símbolo de la púrpura cardenalicia.

También en el trabajo sinodal, en el que está inmersa la Iglesia en todo el mundo: «La belleza de la universalidad de la Iglesia que se manifestará en el desarrollo del Sínodo será un signo muy importante, que podrá hablar de la misión que todos los bautizados hemos recibido, en comunión con el Sucesor de Pedro y en la profesión de la misma fe».

El actual Prefecto del Dicasterio para los Obispos, terminó sus palabra dirigidas al Papa, esperando que «estas nuevas ‘bisagras’ que hoy estableces, contribuyan a que la puerta de la Iglesia universal esté más dispuesta a abrirse, más rápida para acoger, más capaz de escuchar a todos».

Entrevista al cardenal Robert Prevost

Apenas unos días antes de la reunión del Consistorio, el cardenal Robert Prevost concedió una entrevista al equipo de comunicación de la Curia General. En la misma habló de diversos asuntos de interés como, por ejemplo, de las cualidades que debe reunir un obispo en la actualidad.

En este sentido, señaló que «el Papa Francisco lo ha dejado muy claro muchas veces. No quiere obispos que vivan en palacios. Quiere obispos que vivan en relación con Dios, con el resto del episcopado, sacerdotes y, especialmente, con el Pueblo de Dios. Una relación que refleje la compasión y el amor de Cristo, creando comunidad, aprendiendo a vivir lo que significa ser parte de la Iglesia de una manera integral, que incluya mucha escucha y diálogo».

Respecto a los retos a los que se enfrenta la Iglesia, ha insistido en que la misión de la Iglesia ha sido la misma desde hace 2000 años. Indica Mons. Prevost que, «a la hora de enumerar nuestras prioridades y evaluar los retos que tenemos frente a nosotros, tenemos que saber que las urgencias de Italia, España, Estados Unidos, Perú o China, por ejemplo, es más que probable que no sean las mismas.

Pero hay una cosa que es igual en todas partes: el reto subyacente que Cristo dejó a los católicos de predicar el Evangelio y que éste sea el mismo en todas partes».

Ante el descenso vocacional, el cardenal propone un cambio en el enfoque de este fenómeno. Así, señala que: «nuestra prioridad tiene que ser vivir la buena noticia, vivir el Evangelio, compartir el entusiasmo que puede nacer en nuestros corazones y en nuestras vidas cuando descubrimos realmente quién es Jesucristo. Cuando seguimos caminando unidos a Cristo, en comunión unos con otros, en esa amistad con el Señor y comprendiendo lo grande que es haber recibido ese don, surgen las vocaciones».

Puedes leer aquí la entrevista completa realizada por el Equipo de Comunicación de la Curia General.

El cardenalato

La razón de ser de los cardenales no es el prestigio o el poder, sino el servicio. El término proviene del latín y significa «bisagra», en alusión a una pieza que sirve de unión y sobre la que otras giran.

Normalmente, son obispos a los que se crea cardenales, pero esto no es una norma fija; puede ser cardenal un presbiterio. Aún más, en el pasado hubo el caso de algunos laicos que accedieron al cardenalato. Actualmente, si a un presbítero se le promueve a este puesto, debe recibir la consagración episcopal.

A los cardenales «se les crea» en una ceremonia especial, llamada consistorio, que el Papa Francisco presidió el pasado sábado, 30 de septiembre, y que ha sido el noveno consistorio convocado durante su pontificado. Los cardenales, juntos, forman el Colegio cardenalicio.

Su principal función es ayudar al Papa en su servicio a la Iglesia, como presidentes de los principales organismos de la Curia, como pastores de las principales diócesis del mundo y asesorándole en la toma de determinadas decisiones. Los cardenales menores de ochenta años son, además, los encargados de elegir al nuevo pontífice, reunidos en Cónclave, cuando la sede está vacante.