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Mons. Miguel Ángel Cadenas denuncia la situación de crisis alimentaria de decenas de comunidadeses indígenas de Loreto (Perú) como consecuencia de un vertido de petróleo

A propósito del vertido de petróleo en el río Marañón, que ha afectado a Urarinas y Cuninico (Perú), y que agudiza la inseguridad alimentaria de decenas de comunidades indígenas de Loreto, Mons. Miguel Ángel Cadenas ha hecho un llamamiento para que el Estado se comprometa en la prevención de accidentes de la industria petrolera, así como en paliar las consecuencias de la contaminación en la zona.

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Lo ha hecho a través de una carta, que se ha difundido en distintos canales de comunicación de la Iglesia Amazónica, en la que explica que no es la primera vez que sucede y que las comunidades que viven en las cuencas petroleras sufren la contaminación desde hace más de cincuenta años, sin que el Estado solucione el problema o atienda las necesidades de las personas afectadas.

Mons. M. A. Cadenas denuncia la crisis alimentaria que sufren las comunidades indígenas de Loreto (Perú), tras el último vertido de petróleo.

«Es necesario mejorar el sistema de prevención -insiste Mons. Miguel Ángel Cadenas-. Hoy en día sería posible con inteligencia artificial y vigilancia satelital. El actual sistema genera impactos económicos, sociales y medioambientales insostenibles, además de un sufrimiento atroz».

El obispo agustino explica que las comunidades afectadas carecen de agua potable y con estos accidentes, se contamina la única fuente  de agua existente, que es el río: «Se quedan sin pesca. Se agudiza la inseguridad alimentaria y se daña su economía. En tercer lugar, y fundamental para el pueblo Kukama, debajo del agua habitan espíritus y gente. Este aspecto cosmológico Kukama suele quedar al margen. Cuando el Estado apela a la interculturalidad lo hace como un pasatiempo».

El obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, califica esta zona de la Amazonía peruana como de una «zona de sacrificio». «El Estado decidió imponer a estos territorios el Oleoducto, sin importar su impacto. Un gravamen a estas comunidades al servicio del país. El problema reside en que estas comunidades hacen sacrificios, pero no gozan de los beneficios. De hecho, la desconfianza de estas comunidades en el Estado es muy alta, porque suele generar problemas en lugar de resolverlos».

Denuncia también que, después de 50 años de actividad petrolera y con unos beneficios superiores a 35,000 millones de dólares, prácticamente la mitad de los loretanos carezca de agua potable y saneamiento básico.

El agua es esencial para la vida humana. Es un derecho en el que se sustenta la posibilidad de vivir en un ambiente sano, tener buena la salud y una alimentación segura. Es además un aspecto íntimamente ligado a la cultura de muchos pueblos.

Por último, Mons. Miguel Ángel Cadenas subraya también en la carta que, más allá de la emergencia, se produce una “violencia lenta” que perdura en el tiempo y altera el paisaje afectivo, produciendo una “nostalgia y pérdida ecológica” de valor incalculable.

Puedes leer aquí el pronunciamiento de las comunidades nativas afectadas por el vertido de Cuninico.

 

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