Espíritu Santo, vida de la Iglesia

Quizá esta efeméride orientó la elección del tema estudiado durante el fin de semana: El Espíritu Santo, vida de la Iglesia. Ya que el Espíritu es aquel que suscita una memoria agradecida del pasado y lanza sin miedo hacia el futuro, como agente y garante que es de novedad.

La materia se desentrañó con ocho disertaciones. Una de corte bíblico, de la mano del Dr. David Álvarez Cineira, OSA; otra de índole agustiniana, en boca del Dr. Jaime García Álvarez, OSA; otra de cariz más sistemático, trenzada a la luz de obras artísticas, de la mano del Dr. Bert Daelemans, SJ; otra de sesgo más espiritual, en la que D.ª Myrna Torbay puso voz a la experiencia de Edith Stein; otra, histórica, propia del evento, expresada por el Dr. Isaac González, OSA, y D. Rafael Lazcano.

El resto, más eclesiales y pastorales, pronunciadas por los Drs. Eduardo Toraño, José Román Flecha -éste, en conexión desde Estados Unidos- y D. Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid. Por su parte, los padres Manuel Sánchez y Pedro Alberto Sánchez, OSA, a la sazón director y subdirector del centro, enmarcaron la celebración con las tradicionales apertura y clausura.

Sin lugar a dudas, el aniversario ha dotado de carácter festivo la marcha del evento. De por sí resultaron significativas las presencias del Prior General de la Orden, que abrió las jornadas y de Mons. Carlos Osoro Sierra, que presidió la Eucaristía solemne dominical en la Real Basílica, además de dictar la conferencia referida.

También cabe mencionar las asistencias del Asistente General para el sur de Europa y la del Prior Provincial, así como la del Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, Dr. Francisco García Martínez y el Vicedecano Dr. Román A. Pardo Manrique.

De igual manera, se han editado las actas en dos volúmenes, que recogen tanto las ponencias de este año como un desarrollo histórico de lo que han sido las jornadas durante estos veinticinco años y un análisis sobre su impacto en el ámbito teológico español.

Asimismo, los asistentes gozaron de recuerdos elaborados para la ocasión, de la confraternización mantenida en los momentos de refrigerio y comunión de mesa, así como de las conversaciones entabladas en los recesos, la amenización de la Eucaristía por la Escolanía de El Escorial y otro cúmulo de detalles que ya han quedado para la historia. Como dijeran en otros tiempos, ¡es que estas jornadas bien valían una misa!