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Fr. Alberto Pérez, religioso agustino, nos habla del pueblo gitano y de su apostolado con ellos

Cada 8 de abril se celebra el Día Internacional del Pueblo gitano, conmemorando la reunión que los líderes gitanos tuvieron en Londres el año 1971, y donde se decidieron la bandera y el himno del pueblo gitano. Hace 50 años que nació oficialmente la nación gitana, dispersa por todo el mundo.

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Para hablarnos de la realidad gitana tenemos a Fr. Alberto Pérez OSA, quien lleva nueve años viviendo y trabajando con ellos como Director del Secretariado de la pastoral gitana de la Diócesis de Barcelona.

1. ¿En qué parte del mundo tiene su origen el pueblo gitano?

Según los últimos estudios tiene su origen en el norte de la India, en el Punjab, la zona de los cinco ríos, entre la India y Paquistán. De ahí se extendieron por todo el mundo, asentándose bastantes de ellos en el Asia Menor, en la zona del actual Egipto. De hecho, su nombre procede de ahí. Se les llamaba egipcianos y posteriormente pasaron a llamarse gitanos. Esto hizo pensar, de forma equivocada, que procedían del Asia Menor. La realidad es que tanto sus rasgos genéticos como sus expresiones culturales y espirituales proceden de esa zona del Punjab.  

2. ¿Desde cuándo están los gitanos en España?

Esta registrada la entrada de los primeros gitanos en la península en el año 1425. Esto quiere decir que llevan aquí como pueblo, con su idioma, cultura y costumbres muchos siglos, formando parte del paisaje y del paisanaje. Los lugares donde más se concentran en España son Andalucía y Cataluña, pero se les puede encontrar en todo el territorio nacional.

Fr. Alberto Pérez, religioso agustino, nos habla del pueblo gitano y de su apostolado con ellos, con motivo del Día Internacional del Pueblo gitano.

También están presentes en Europa, en todo el continente americano, por el norte de África. Ellos conservan su sentimiento apátrida, sin fronteras, de ser errantes de corazón, aunque la mayoría ya sean sedentarios, por lo menos aquí en España.

3. ¿Siguen viniendo gitanos de otras partes del mundo a España o los que hay son gitanos españoles de nacimiento?

Hay una cierta inmigración a España de gitanos rumanos, húngaros, franceses, pero la mayoría de los gitanos ya están asentados en España desde hace mucho tiempo, por lo que son españoles de nacimiento. Al considerase todos ellos como un pueblo, una familia grande y universal, tienen parientes por todas las partes del mundo, pero suelen ser estables en sus lugares.

4. ¿Qué puede aportar su forma de entender la vida al resto de la sociedad?

Ellos mantienen unos valores positivos que nos pueden ayudar mucho al resto. Entre estos tenemos el de la familia, no solo como los padres y sus hijos, sino la familia en sentido amplio, donde entran tíos, sobrinos, primos, cuñados, etc. En ella se encuentran todos unidos y juntos. También está la gran valoración, la veneración que sienten por las personas mayores, a las que consideran con autoridad moral para conciliar, aunar criterios, objetivos. La palabra del gitano es ley entre ellos.  Otros valores son el recuerdo a los antepasados, a los difuntos, el amor a la libertad, de su vida errante, sin fronteras. Su espiritualidad, sensibilidad hacia la naturaleza.

5. Se habla en la Iglesia de una pastoral gitana ¿por qué?

Porque es un pueblo con unas características muy específicas, tanto en su forma de entender la vida, de actuar, de expresarse espiritualmente, que requiere un tipo de acercamiento y evangelización diferente. No se puede asimilar a los gitanos a una pastoral común del resto, porque así no se llega a ellos. Solamente se logra que se alejen.

6. ¿Cómo tendría que ser pues la pastoral con ellos?

Una pastoral misionera, de encuentro, de inculturación, de hacerse uno con ellos. No de razonamientos, de teorías teológicas, morales, sino de la práctica, de estar con ellos, de caminar a su lado, de estar en sus ambientes, de pisar la calle continuamente, de gestos, de encarnación. Es una pastoral que no tiene horario ni despacho.

7. ¿Se puede decir que las diócesis, parroquias, comunidades cristianas, están implicadas en esta evangelización?

No podemos decir que los gitanos sean acogidos y entendidos en todos esos ámbitos que se indican. Hay muchos prejuicios por experiencias personales o por cosas que nos han contado sobre los gitanos. En las parroquias solamente se les suele atender desde el punto de vista caritativo, con frecuencia de una forma paternalista y con condiciones. Pocas veces hay un acercamiento personal a ellos, a su realidad. No se les suele invitar a formar grupos, a participar en las catequesis, en la liturgia. Los que trabajan pastoralmente con los gitanos solemos ser en muchos aspectos francotiradores.

8. ¿Cómo te sientes tú viviendo y compartiendo la vida como religioso agustino con el pueblo gitano?

Yo me siento bien en este trabajo que me encomendó el Arzobispo de Barcelona, y para el que tengo el permiso de mi comunidad religiosa y lo asumo desde la espiritualidad de la Iglesia en salida, de la que tanto nos habla el Papa Francisco, y con un carácter eminentemente misionero. Esto supone para mí una dedicación completa, en cuerpo y alma, intentando vivir lo más posible con ellos y desde ellos, para conocerlos y amarlos como son, con todo lo bueno y no tan bueno que puedan tener, como todo ser humano. Esto me ha enriquecido mucho, me ha ayudado a vencer mis prejuicios iniciales que, como payo que soy, solemos tener de los gitanos.  Me he agitanado un poco desde dentro para poderlos comprender, sacrificando mi propia espiritualidad, mi vida.

9. ¿Encuentras algún aspecto agustiniano en la vivencia espiritual del pueblo gitano?

Como Agustín, los gitanos son muy humanos, cercanos, familiares, comunitarios. Tienen un gran aprecio por la interioridad, la contemplación, por las motivaciones que encuentran en el corazón, más que en la razón. Aunque parezcan muy extrovertidos que sí lo son, están muy atentos a sus afectos, emociones y, desde allí, viven la espiritualidad, el encuentro con Dios, con mucha pasión y convicción. Acogen al huésped, se sienten peregrinos, en camino, ciudadanos del mundo, parte del cosmos.

10. Para finalizar, Fr. Alberto, ¿cuéntanos cómo reza el pueblo gitano?

Pues lo hace de una forma muy solemne y seria, como serio para ellos es dirigir la palabra al ser más anciano del mundo, que es Dios. Ante Él y la Virgen ponen todas las necesidades materiales, todas las inquietudes personales, de la familia, piden por los familiares, vivos y especialmente por los difuntos, por la paz entre todos ellos, por tener una larga vida, suerte y salud. Una oración sencilla, cercana, muy sentida y confiada.

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