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Comienza la Cuaresma con la celebración del Miércoles de Ceniza

Con la celebración del Miércoles de Ceniza comienza la Cuaresma, cuarenta días en los que se invita a los creyentes a vivir un proceso de conversión personal.

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Cada año, el Miércoles de Ceniza marca el inicio del tiempo de Cuaresma. Son cuarenta días, a ejemplo de los que Jesús pasó en el desierto, en los que la Iglesia invita a los cristianos a la conversión. Es la preparación para vivir la Semana Santa, el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Aunque no es día de precepto para ir a misa, el Miércoles de Ceniza es una celebración muy arraigada entre los fieles, que llenan las iglesias para recibirla. También es día de ayuno y abstinencia.

Con el Miércoles de Ceniza comienza la Cuaresma, cuarenta días en los que se invita a los creyentes a vivir una conversión personal.

Durante la Cuaresma, los creyentes están llamados a intensificar su vida de oración, a practicar el ayuno y la abstinencia, a ser más generosos con las necesidades del prójimo. En relación al tiempo de Cuaresma, San Agustín afirma en el sermón 206: «también en las restantes épocas del año debe entregarse el cristiano con ardor a la oración, al ayuno y a la limosna; pero esta solemnidad debe estimular incluso a quienes de ordinario son perezosos al respecto; y aquellos que ya se aplican con esmero a tales ocupaciones deben realizarlas ahora con mayor intensidad».

El símbolo

El Directorio sobre piedad popular y liturgia, en su número 125, explica así el significado de la imposición de la ceniza: «Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual».

Obtención de la ceniza

Las cenizas de la ceremonia de hoy se obtienen quemando los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.

Durante la celebración de la eucaristía, las cenizas se imponen en la frente de los fieles al terminar la homilía, al tiempo que se pronuncia la frase, «conviértete y cree en el Evangelio» (Mc 1, 15).

 

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