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Cuatro días que cambiaron la Historia: Jueves Santo

La Pascua judía es la fiesta de la libertad: conmemorando la intervención de Dios a favor de su pueblo, sacándolo de la esclavitud en Egipto, se nos muestra al Señor como quien se empeña en liberar al ser humano de toda esclavitud, poniéndose de parte de las personas explotadas y oprimidas.

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Jesús, como buen judío, se reúne con sus amigos a celebrar la fiesta de la Pascua en este anochecer que hoy traemos a la memoria. En este contexto, lleva al extremo el sentido de la cena pascual: el amor liberador de Dios se desborda en él, mostrando a las claras el verdadero significado del AMOR. Se levanta, se despoja de todo poder (quitándose el manto) y, ciñéndose la toalla, se arrodilla ante los suyos y les lava los pies.

Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección, el Triduo Santo, cuatro días que cambiaron la Historia.

Esta entrañable imagen, que en el Evangelio de Juan aparece en lugar de las palabras pronunciadas sobre el pan y el vino, institución de la Eucaristía, nos muestra bien a las claras cómo Dios se pone a nuestros pies porque nos ama sin medida. Así comprendemos quién es el Dios en el que creemos y se nos revela con claridad que, para Dios, todo ser humano es amable – susceptible de ser amado -, pero no por sus méritos, sino porque Dios lo ha amado primero. Todas las personas, incluso las más difíciles – representadas en Judas, el traidor, ante quien también se inclina Jesús – son objeto del amor de Dios sin medida.

En definitiva, la fiesta del Jueves Santo, día del amor fraterno, celebra que Eucaristía y lavatorio de los pies van de la mano. O, dicho de otro modo, que no hay comunión auténtica si no va unida al compromiso con la justicia, al servicio desinteresado al hermano, alejado de toda tentación de poder. Si amamos como Jesús podremos crear un mundo mejor para todos, también para nosotros. Esto es lo que nos invita a hacer “en memoria suya”. ¿Lo hemos comprendido?

P. Ángel Andújar, OSA

 

Oración de Jueves Santo: Día del amor fraterno

Una mesa humilde, encuentro de amigos,

un pedazo de pan y una copa de vino.

Se regala el amor, se entrega el amigo;

amor fraterno, pan compartido.

Es la última cena, al final del camino,

el maestro arrodillado ante el discípulo.

Lavatorio de pies, con un solo sentido,

amor fraterno, pan compartido.

Es la Eucaristía, alimento en el camino,

para quien tiene hambre de pan y de sentido.

Jesús ante el pobre, amando hasta el olvido,

amor fraterno, pan compartido.

Danos, Señor, tu alimento divino,

y haznos portadores de justicia ante el caído.

Es el Jueves Santo, pan compartido,

día del Amor fraterno e infinito. Amén.

 

 

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