ACTUALIDAD

Día de Reyes: La ilusión no tiene edad

La fiesta de la Epifanía nos revela que Dios se hace presente en el mundo y lo envuelve todo con el resplandor de su luz.

Comparte

[addthis tool=»addthis_inline_share_toolbox_nken»]

Manifestación que invita a una alegría honda y verdadera porque el Dios revelado es salvación universal. ¡Este es el gran regalo de Reyes!

Junto a la alegría del corazón, la noche de Reyes sopla los rescoldos de la ilusión dormida.  Pensar que es una fiesta de los niños y para los niños, supone poner fecha a los sueños y a la sorpresa.

En torno al Día de Reyes, la fiesta de la Epifanía revela que Dios se hace presente en el mundo y lo envuelve todo con su luz.

Las mermadas cifras de la demografía en Europa nos llevan a exclamar: ¡Hacen falta niños! Es verdad, pero también es un motivo de preocupación que muchos adultos hayan dejado de mirar cada noche a las estrellas y en su vida se vaya apagando la luz. Personas que merecerían un suspenso en fantasía porque viven a ras de tierra, arrastrándose por el asfalto y sin releer las palabras de Jesús: “En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 18, 3).

Verdaderos regalos

Los Reyes Magos llevan en las alforjas de sus cabalgaduras regalos que no necesitan enchufes, ni pilas, ni un manual para lograr poner en funcionamiento una mascota electrónica. Lo que ellos desearían dejar al lado de la cama y en el corazón de los niños y mayores, es ese sueño de ser felices que todos compartimos. O, también, un recambio de vida, una vida nueva, menos rutinaria y rebosante de esa paz que significa un acuerdo estable y cordial con uno mismo por encima de errores, asperezas y actuaciones mejorables. Ilusión, deseo de crecer y realismo como para vivir el convencimiento de que la felicidad es como cualquiera de los puntos cardinales, no una meta, sino una dirección.

El peso humano más insoportable no es el sufrimiento – término genérico que admite tantos movimientos de la aguja como cuando decidimos colocarnos sobre la báscula -, sino la soledad en el sufrimiento. Muchas veces, la compasión significa acariciar con guantes, dedicar media hora a escuchar vidas ajenas. Hay personas que cubren sus heridas con un silencio impenetrable y, poco a poco, van petrificando su alma. A sus nudos interiores se suma la pérdida de capacidad para vibrar y conmoverse. La comunicación siempre es un salvavidas.

Regalos del alma

Todos necesitamos regalos que tengan una caducidad imperecedera. El catálogo es amplio porque hay quienes precisan reanimación por parada espiritual, cansancio indefinido generalizado y anemia de esperanza. En algunos casos, hay que sumar insuficiencia cardiaca que significa repliegue sobre uno mismo, carencia de glóbulos verdes que son los que alimentan la esperanza y falta de riego comunitario que es igual a incomunicación en las áreas más profundas de la vida.

¡Qué difícil es encontrar la medicina adecuada para estirar el alma! Habría que preguntar en todas las farmacias del mundo, si existen vitaminas para el espíritu y, si la respuesta es afirmativa, que -junto a nuestros zapatos relucientes- dejen los Reyes Magos una caja de pastillas y una estrella que nos guíe para descubrir a Dios en aquel niño de Belén vestido de sencillez y de pobreza.

 

También te puede interesar

Suscríbete a nuestra Newsletter

[mc4wp_form id=»360″]