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Guerra en Ucrania “¿Quiénes son los pacíficos?... Los hacedores de paz” (San Agustín)

El Papa Francisco convoca a los católicos a una Jornada de Oración y Ayuno por la Paz en Ucrania, el próximo 2 de marzo. El llamamiento lo hizo antes del inicio de los bombardeos. Ahora, la Jornada, que coincide con el Miércoles de Ceniza, sigue siendo necesaria para que el enfrentamiento acabe cuanto antes.

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Esta noche Rusia ha lanzado misiles en territorio ucraniano. Las explosiones y las sirenas de alarma se han oído por varias partes del país. Cientos de habitantes huyen en coches y colapsan las carreteras buscando zonas seguras donde guarecerse. Otros tantos hacen colas para comprar alimentos y elementos de primera necesidad.

Ante el inicio de la guerra que enfrenta a Rusia y a Ucrania, el Papa Francisco ha convocado una jornada de oración por la paz.

Desde hace ya un tiempo, los medios de comunicación venían hablando de las intenciones de Rusia de invadir Ucrania. Se indicaba cómo los países u organizaciones del mundo se alineaban con unos u otros. Para algunos analistas, podía ser el escenario del mayor conflicto entre las grandes potencias del mundo, después de la 2ª Guerra Mundial.

Los cristianos del mundo no somos ajenos a esta realidad, aunque no vivamos cerca del lugar del conflicto. Nos afecta, no solo como a cualquier ciudadano de los distintos países, sino también en nuestra fe como creyentes. Cabe recordar que en el Sermón de la Montaña, Jesús dice a los allí presentes, y a todos los que después serán sus seguidores, “Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.

Con este sentir, el Papa Francisco ha convocado a los católicos a una Jornada de Oración y ayuno por la Paz en Ucrania el día 2 de marzo. Hizo la convocatoria antes de los bombardeos de esta noche, pero el sentido de la Jornada, que coincide con el Miércoles de Ceniza, sigue siendo vigente.

En la lucha por la paz, los cristianos, ya sean laicos, religiosos, sacerdotes, pertenezcan a un movimiento eclesial o comunidad cristiana, se juegan ser llamados hijos de Dios. Por eso, desde hace ya un tiempo, distintos estamentos de la Iglesia vienen preocupándose por la situación en Ucrania. De ahí han surgido campañas, oraciones, jornadas en favor de la paz en Ucrania, y por ende en el mundo.

Y la vida religiosa, ¿cómo ha respondido ante esta situación? Pues como lo suele hacer en todos los casos de conflicto bélico. Desde la oración y el discernimiento, los religiosos deciden quedarse con los que más van a sufrir. Es el caso de las misioneras españolas dominicas, que tienen un pequeño centro ecuménico en Kiev llamado «Casa de los Niños».

«Como tenemos entre 71, 75 y 81 años nos presentaron la situación aconsejándonos que nos fuéramos de Ucrania por nuestra seguridad, pero nosotras hemos hecho un discernimiento. En realidad, estamos aquí por Dios, por acompañar y por vivir su Palabra encarnada que nos ama a todos y especialmente, en los momentos de dificultad. Después de rezar, vimos claramente que no tenemos por qué irnos y así lo comunicamos a la embajadora. Nos quedamos en las manos de Dios que son las mejores» (Vatican News digital).

 

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