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Religiosos y religiosas de vida contemplativa: ``Lámparas en el camino sinodal``

Coincidiendo con el Domingo de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la Jornada pro Orantibus, en la que se destaca la enorme riqueza que los religiosos de clausura suponen para la Iglesia y para la sociedad en general.

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La Familia Agustiniana de la Orden de San Agustín está formada por religiosos, monjas de vida contemplativa y fieles laicos de las fraternidades seculares. En España, las monjas de vida contemplativa están agrupadas en cuatro federaciones, con un total de 32 monasterios en España, a los que se unen 2 en Ecuador y 1 en cada uno de los países de Chile, Panamá, Italia y Perú.

Actualmente, en la mayoría de estos monasterios conviven monjas de edad avanzada, mayoritariamente españolas, con monjas jóvenes provenientes de África, Asía y América. Estas hermanas, además de llevar una vida contemplativa dedicando mucho tiempo a la oración, trabajan en diversas tareas para poder subsistir.

A propósito de esta jornada, que lleva como lema «Lámparas en el camino sinodal», hemos hablado con religiosas de las distintas federaciones para conocerlas mejor y escuchar qué tienen que contarnos sobre su carisma y sobre el lema de este año.

El domingo 12 de junio se celebra la Jornada pro Orantibus, que recuerda la riqueza que suponen los religiosos de vida contemplativa.

Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, organizadora de esta Jornada, destacan como pilares básicos de la vida contemplativa, la ESCUCHA, la CONVERSIÓN y la COMUNIÓN

Convento Santa María de Gracia

Sor Carola Andrea Verónica del Redentor O.S.A, del Convento Santa María de Gracia, en Madrigal de las Altas Torres, Ávila (Federación Nuestra Señora del Buen Consejo y San Alonso de Orozco) profundiza en el tema de la escucha y señala:

«Para empezar a hablar de la escucha de la Palabra de Dios, como verdadera luz en nuestro camino hacia Dios,

debemos recordar esa primera llamada como el pequeño Samuel; escuchando esa voz y pensando que era Él el que estaba cerca. Esta es la cercanía que se siente en el principio, está conmigo, a mi lado, siempre.

Esta escucha sigue creciendo cuanto más le conozco, cuanto más oro, cuanto más me uno a nuestros hermanos, los hombres. Y por medio de esta palabra, me guía en el comportamiento con mi prójimo, y me hace ver lo bueno que hay en ellos.

Dentro de este proceso de escucha hay un elemento muy importante y es el silencio.

Cuando yo me dispongo a escuchar debo hacer silencio, si no, no escucho al otro.

Este silencio ante Dios en la Vida Contemplativa es muy importante,

porque nos permite hacer la voluntad del Padre, no la nuestra. En conclusión, nos une a Él. 

Es un proceso de relación; escucho y me siento escuchada, es decir; amo y soy amada.

Cuando me siento amada deseo estar con el amado, escucharlo, compartir, aprender, aportar, donarme. Todo esto lo da el Señor en la Vida Contemplativa.

No es una vida de soledad, no. Es una Vida de comunión y, por esto, es importante la escucha de su voz, como dice el salmo 94 (Si hoy escucháis su voz).

Gracias a la Vida Contemplativa crezco como persona, vuelvo a mi verdadera dignidad de hija de Dios».

Monasterio de La Conversión

Los obispos se refieren a los religiosos de vida contemplativa como testigos de la Luz, que en el actual contexto eclesial, pueden ofrecer al Pueblo de Dios su «misteriosa fecundidad» en clave de crecimiento sinodal. Sobre este tema hemos hablado con la Madre Mª del Prado González Heras, OSA, Presidenta de la Federación de La Conversión de San Agustín:

«Nuestro trabajo pastoral con los laicos que se acercan a alguna de nuestras actividades, nace de la propia vida comunitaria.

Es ahí donde deseamos ser lámparas encendidas en el camino que recorremos juntas hacia Dios

Precisamente de ahí, del corazón comunitario, han surgido varias iniciativas sinodales. Por una parte, fraternidades laicales y por otra, comunidades que han ofrecido momentos de oración y formación a los diferentes grupos que llegan a nosotras.

Los talleres, encuentros formativos, celebraciones y peregrinaciones los hemos hecho no solo desde la oración y la reflexión común,

sino también desde un amor concreto que nos lleve a ofrecer juntas lo que tenemos».

Monasterio Nuestra Señora de Mirambel

La comunión es otro de los aspectos que se pone de relieve en la Jornada pro Orantibus. Una cuestión que entronca con la espiritualidad agustiniana. La religiosa agustina Hna. Cecilia Torres, del Monasterio Nuestra Señora de Mirambel, en el municipio castellonense de Montornés (Federación Nuestra Señora del Pilar y Santo Tomás de Villanueva), señala que, como agustinas su carisma es «vivir la comunión con Dios a través de la interioridad y de la oración»:

«La Jornada a favor de los monjes y monjas se celebra en España el Día de la Trinidad,

fiesta grande que nos habla de un Dios que es Comunidad de Amor, que es Comunión, unión de Amor de tres personas distintas en un solo Dios.

Dice san Agustín que “comprende la Trinidad quien vive la Caridad”.

Como Agustinas Contemplativas nuestro ideal es vivir esa comunión con Dios a través de la interioridad, de la oración.

Desde ahí vamos viviendo la comunión con nosotras mismas, unificadas en Él;

la comunión con las Hermanas, buscando la unidad dentro de la riqueza de nuestra diversidad, a través de la humildad y la misericordia;

la comunión con la Humanidad, pues la pasión por Dios nos lleva a la pasión por las personas; y la comunión con toda la creación, descubriendo en su belleza, bondad, armonía, variedad… la huella del Amor de Dios.

Es una aventura apasionante ir construyendo día a día caminos de unidad por el Amor».

Monasterio de La Encarnación

Desde el Monasterio de La Encarnación de Sevilla (Federación Santa María de Gracia en su Inmaculada Concepción) las religiosas agustinas recuerdan que, su misión específica dentro de la Iglesia, es la de vivir enteramente entregadas a la contemplación del Rostro de Cristo, en una vida de silencio que, favorezca el encuentro íntimo con el Señor. Una misión que ellas cultivan en la Eucaristía y la vida de oración, así como en el trabajo y la vida comunitaria. Cuentan también cómo acogen y acompañan a todas las personas que se acercan a hablar con ellas, principalmente buscando una conversión del corazón:

«Les recomendamos que, tengan un encuentro profundo con el Señor vivo en la Eucaristía.

Les dirigimos a Iglesias donde tengan exposición Eucarística Perpetua y se pongan delante del Señor, que le hablen de Tú a tú, que le cuenten sus preocupaciones, sus deseos…como un amigo le habla a otro amigo.

Les invitamos a participar en lo que puedan en la vida de la Iglesia, en sus parroquias, les acercamos o ponemos en contacto con sacerdotes que puedan ayudarles en este proceso de reconversión.

Podemos decir que hemos podido comprobar verdaderas conversiones y cuántas maravillas ha hecho el Señor en estas personas.

Jóvenes desorientados, matrimonios con dificultades, etc. Ellos mismos vienen a darnos las gracias, a contarnos cómo fue su encuentro con nosotras, porque en la mayoría de los casos, no los conocemos, ya que se atienden bien telefónicamente, por el torno, o por visitas presenciales.

Agradecen tanto ese tiempo que les dedicamos, sin prisas, con amor y paciencia…»

 

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