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Encuentro de Fraternidades Laicales Agustinianas

Tras el parón obligado de encuentros presenciales debido a la pandemia, el sábado 12 de febrero se celebró en la Parroquia San Manuel y San Benito de Madrid, la reunión anual de las Fraternidades Laicales Agustinianas.

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Dentro de la Orden de San Agustín, y como un miembro más de la misma, se encuentran las Fraternidades Laicales Agustinianas. Son grupos de hombres y mujeres que, manteniendo su propia condición laical, quieren ser fieles a la vocación cristiana inspirándose en la tradición agustiniana. Quieren formar un grupo que sea una forma concreta de su presencia activa en la Iglesia, de vivir la espiritualidad agustiniana.

El sábado 12 de febrero la Parroquia San Manuel y San Benito de Madrid acogió el Encuentro de Fraternidades Laicales Agustinianas.

Este encuentro se enmarca dentro de las acciones eclesiales de vivir la fe en comunidad. La iglesia, siendo una por deseo de Dios, se constituye para que el hombre no esté solo: la fe, vivida en comunidad, se acrecienta y fortalece.

Participantes y tema

Participaron unas 65 personas, de fraternidades como la del Monasterio de la Vid, del Monasterio de la Conversión de Sotillo de Ladrada, y las del Colegio San Agustín, las parroquias San Manuel y San Benito y Santa Ana y la Esperanza, todas ellas de Madrid. También estuvieron presentes los PP. Jesús Baños, Isidro Labrador, Agustín Alcalde, José Luis Martínez y el Hno. Marcelino Esteban. Asimismo, el P. Modesto García, párroco de San Manuel y San Benito, y la  Fraternidad que tiene allí su sede, fueron los anfitriones del encuentro.

Teniendo en cuenta el plan pastoral 2021-22, de la Provincia Agustinas de San Juan de Sahagún, donde se nos invita a cuidar y a cuidarnos, el encuentro tuvo como tema principal la oración y cómo cuidarla desde la Fraternidad.

Tal como estaba previsto, la presentación del tema corrió a cargo de las Hnas. Agustinas del Monasterio de la Conversión, así como de los laicos pertenecientes a la Fraternidad que ellas tienen. Cabe resaltar que estos últimos ofrecieron testimonio personal e íntimo sobre su relación con la oración.

A lo largo de la jornada se indicó que cuidar la oración implica profundizar en la esencia de nuestro ser; es el deseo de entrar en comunicación con Dios; es el encuentro con Cristo. Cuidar la oración es atender la necesidad que tiene el hombre de abrirse a la trascendencia.

Actitudes que ayudan a la oración

Para trabajar la interioridad, en la que tanto insiste San Agustín, hay una serie de actitudes que ayudan:

  • La soledad, el volver hacia uno mismo.
  • La atención, al mundo y a las necesidades que nos rodean.
  • El silencio.
  • La calma.
  • La escucha de la situación real.
  • La espera: rumiando todo lo anterior para favorecer el encuentro íntimo con Dios.

Por último, se habló también de cómo la relación con Dios despierta el anhelo de más. Esto es lo que se concluye de la carta 130 a Proba, en la que Agustín presenta al hombre como un ser necesitado de ayuda divina, como un ser cuya inquietud del corazón le lleva a la oración, que se convierte en una necesidad vital.

Un grupo de laicos dieron testimonio de cómo la oración les ayuda en cada momento de su vida y cómo les acerca a Dios y presentaron la oración de intercesión, la oración litúrgica y la oración de confianza.

El encuentro que, llevaba como título «La oración cuida la fraternidad», tuvo el broche de oro con una oración basada en el Evangelio de las Bienaventuranzas, en el que se invitó a orar sobre qué hace feliz a Dios; cómo podemos acercarnos y agradar a Dios, para así ser felices.

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